Si por alguna circunstancia no lo logras, ten la satisfacción de saber que si no lo hiciste, no fue porque te dormiste en el camino y que, a pesar de no haber llegado donde querías, pudiste aprender mucho de la vida y le sacaste el mayor provecho. No pudiste cruzar esa meta, pero lograste alcanzar muchas otras que estaban en el camino subordinadas a tu meta principal y que también eran de gran importancia para ti.
De todos modos, aunque tus facultades físicas se nieguen a responderte, no te sientas derrotado. Mientras te queden fuerzas para pensar, sigue fijándote nuevas metas.

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